En este tiempo, me he vuelto un observador constante de los mercados mundiales. Con el comienzo de una crisis, hasta sus principales efectos. Noticias de quiebras de muchos bancos en EE.UU, países en recesión (como este último) con Japón y planes de contingencia para poder sacar a flote estos mercados con efectos sólo marginales.
Cada vez, que me animaba a escribir "algo" los mercados me decían otra cosa, sólo por el efecto "especulativo" de los sostenedores de cada economía que inducen a los mercados a reacciones diferentes según el estimulo.
Por ejemplo, EE.UU antes de reconocer públicamente que se encontraba en recesión (cosa bastante absurda y que todo el mundo sabía) comenzó a idear planes de reactivación económica para levantar su economía. Soluciones que levantaron MUNDIALENTE por un día laboral bursátil a las economías, pero que posteriormente otra noticia interna ya sea los índices de confianza o bajas en la tasas de política monetaria, hacían caer los mercados y dejar los mercados de capitales por el suelo.
Sólo con "especulaciones" que no tienen ningún nivel de certeza, que tienen pobres justificaciones y que a mi gusto, son dictadas para manejar los mercados a favor de quienes las emiten, sobre todo de las grandes economías.
Se vienen tiempos difíciles, tanto en lo laboral como en lo económico. El año 2009, empezaremos a sentir los efectos de la crisis ya sea a nivel de percibir un mayor nivel de desempleo, no tan sólo de jóvenes profesionales que salen por primera vez al mercado laboral - que claramente se verán altamente afectados- sino como también por la reducción de personal para minimizar los costos de producción de las empresa.
He escuchado muchos comentarios de grandes y famosos economistas acá en Chile, pero que no me dejan conforme y que tratan de dejar más tranquila a la sociedad. Pero me veo en la obligación ya sea por mi deformación profesional de dar a conocer el peor de los casos para que podamos sortear posibles escenarios adversos que se nos “podrían” presentar.
Me uno a decir, que el único enemigo de Chile no es la crisis mundial que estamos viviendo sino el miedo que puede causar en los inversionistas y el consumidores final de restringir su gasto destinado a consumo o sus inversiones lo que provocaría un clara desaceleración de nuestra economía y así causar una verdadera crisis económica interna, que sería un escenario pesimista que no me gustaría imaginar.
Cada vez, que me animaba a escribir "algo" los mercados me decían otra cosa, sólo por el efecto "especulativo" de los sostenedores de cada economía que inducen a los mercados a reacciones diferentes según el estimulo.
Por ejemplo, EE.UU antes de reconocer públicamente que se encontraba en recesión (cosa bastante absurda y que todo el mundo sabía) comenzó a idear planes de reactivación económica para levantar su economía. Soluciones que levantaron MUNDIALENTE por un día laboral bursátil a las economías, pero que posteriormente otra noticia interna ya sea los índices de confianza o bajas en la tasas de política monetaria, hacían caer los mercados y dejar los mercados de capitales por el suelo.
Sólo con "especulaciones" que no tienen ningún nivel de certeza, que tienen pobres justificaciones y que a mi gusto, son dictadas para manejar los mercados a favor de quienes las emiten, sobre todo de las grandes economías.
Se vienen tiempos difíciles, tanto en lo laboral como en lo económico. El año 2009, empezaremos a sentir los efectos de la crisis ya sea a nivel de percibir un mayor nivel de desempleo, no tan sólo de jóvenes profesionales que salen por primera vez al mercado laboral - que claramente se verán altamente afectados- sino como también por la reducción de personal para minimizar los costos de producción de las empresa.
He escuchado muchos comentarios de grandes y famosos economistas acá en Chile, pero que no me dejan conforme y que tratan de dejar más tranquila a la sociedad. Pero me veo en la obligación ya sea por mi deformación profesional de dar a conocer el peor de los casos para que podamos sortear posibles escenarios adversos que se nos “podrían” presentar.
Me uno a decir, que el único enemigo de Chile no es la crisis mundial que estamos viviendo sino el miedo que puede causar en los inversionistas y el consumidores final de restringir su gasto destinado a consumo o sus inversiones lo que provocaría un clara desaceleración de nuestra economía y así causar una verdadera crisis económica interna, que sería un escenario pesimista que no me gustaría imaginar.
Héctor Rodríguez Pérez.
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